Siddhartha, Herman Hesse, la angustia existencial y el cristianismo.

 

 


A inicios del siglo XX aparece la corriente filosófica y literaria conocida como existencialismo.  Surge en un tiempo donde las instituciones parecen ya no dar respuesta satisfactoria a la llamada angustia vital o existencial del ser humano.  Esta angustia puede caracterizarse como un sentimiento de vacío, de falta de rumbo, de falta de sentido, lo que deja al ser humano sin energía, sin motivación y por tal sin deseo. Una sombra de hartazgo se cierne sobre la vida y para muchos psicólogos esto es un camino hacia la depresión. (Una concepción no organicista de la depresión).

Pero este concepto de angustia no es ninguna forma novedosa. Si observamos el libro de Eclesiastés podemos ver en cada una de sus palabras, esta angustia y falta de sentido. Dice el predicador (que algunos estudiosos identifican con Salomon): ¡En esta vida nada tiene sentido!


¡Todo es una ilusión! (Eclesiastes 1:2 traducción en lenguaje actual)  Y si leemos el libro encontramos como todo el conocimiento, las riquezas, los placeres, el estudio y la sabiduría, en si mismas solo son vanidad de vanidades. Si como se postula Salomón escribió este texto, estamos hablando del rey mas rico, sabio y poderoso de la época. Y también de un hombre que cayo por sus deseos sexuales. Pero este hombre no encontró ningún sentido en todo su viaje a través de todo lo que puede un ser humano tener o desear.  El paralelismo con el Siddartha de Herman Hesse en este sentido es enorme, pues el también curso por varias de estas cosas, incluida la fama, el dinero, el conocimiento…. Con igual concepción de vacío.

                Si no has leído el Siddartha de Herman Hesse aquí un Resumen del mismo

Pero si bien el viaje se parece mucho, como se resuelve el sinsentido de la vida para cada uno es bien distinto. Para Siddartha es la llamada “iluminación” que le deja sin deseo ni sufrimiento. Pero Salomón concluye algo muy distinto:  “Puedo terminar este libro diciendo que ya todo está dicho. Todo lo que debemos hacer es alabar a Dios y obedecerlo” Eclesiastés 12:13

¿Qué necesidad tenía pues Herman Hesse pues de escribir este viaje del héroe si ya había sido escrito siglos atrás la enfermedad y la cura? Una decepción en las instituciones podría explicarlo.

Instituciones insuficientes

 Hesse escribió: “Al igual que al cabo de pocos siglos se hunde la iglesia protestante, se empobrece como culto y se osifica, así el budismo vuelve a hundirse ante el surgimiento de nuevos cultos y mundos anímicos del antiguo reino de los dioses.” (Hesse y la doble cara de la religión). Esta decepción tiene un contexto. El mismo con el que escriben casi todos los filósofos del siglo XX. Un presupuesto básico: Todas las religiones son un invento humano.  ( Kierkegaard fue el único filosofo prexistencialista que parte de la base de la SI existencia de Dios).

El budismo y el islam, así como el cristianismo y las religiones antiguas en todas sus formas son inventos humanos. Y hay otro acto de fe implícito: Dios es también un invento del hombre.

De esta forma le es posible al Hesse analizar las ideas religiosas y criticarlas, desde un punto de vista humano y en base a ello aceptar una u la otra. Porque la creencia fundamental es la no existencia de la deidad y la religión como un fenómeno humano.

Hesse entendía claramente cuál era el problema de la institución religiosa (protestante en este caso). O mas bien de la práctica de la institución religiosa: 

“La fe puritana reformada exige una entrega del yo individual, de la que sólo pocos son capaces... El sacrificio de mi propia persona, de mis impulsos y de mis deseos sólo lo puedo hacer rara vez y de modo incompleto; pero el sacrificio (consistente en) los regalos, de la oración, de las guirnaldas, las danzas y las puestas de rodillas las puedo hacer en todo momento... Por eso toda religión de tinte reformista educa para un culto maligno de sentimientos de inferioridad.” (OpCit)

Lo que critica aquí Hesse es la sustitución de lo interno (la entrega del yo) por lo externo (lo que llamaríamos religiosidad). Un mal que ya, por ejemplo, Jesús encontró en Israel del primer siglo. Pero esta sustitución la encuentra Hesse institucionalizada tanto en el cristianismo que conoció como en el Budismo. No parecía haber diferencias. “Creo que una religión es más o menos tan buena como cualquier otra. No hay ninguna en la que no pueda uno llegar a ser sabio, y ninguna en la que no se pueda practicar el más estúpido fetichismo.” (OpCit)

Así con este contexto, la respuesta a la angustia vital para Hesse se encuentra en la espiritualidad y el misticismo denudado de las formas externas del budismo religioso que vio en la India. Es la espiritualidad y la renuencia lo que lleva a la sabiduría y la iluminación

¿Porque estas ideas terminan plasmándose en el Siddartha de Hess y difiere de la que el autor Eclesiastés escribió? Por el supuesto básico de partida.

Todo depende del supuesto básico

Si partimos de la SI existencia de Dios y su revelación a partir de su palabra; los análisis anteriores quizá tendrían otro colorario. Porque si “es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:16 RVC-2015) entonces el punto de partida para vivir el cristianismo es la certeza de la existencia de Dios. En particular que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4 RVC-2015)

Las criticas de Hesse a la institución son válidas, pero la respuesta a las mismas cambia si cambiamos el supuesto básico. Por ejemplo:

“La fe puritana reformada exige una entrega del yo individual, de la que sólo pocos son capaces...” si, pero, según la biblia esa entrega no es completa ni lo será hasta que seamos perfeccionados. El mismo Pablo se quejaba de hacer lo que no debía y no hacer lo que debía.

“Por eso toda religión de tinte reformista educa para un culto maligno de sentimientos de inferioridad…”  Si pero no de inferioridad ante otros seres humanos sino ante Dios.

Respuesta insuficiente

Ante esto, ahora nos podemos explicar porque en la respuesta de Hesse a la angustia existencial, hay una ausencia de referencias a la concepción occidental de Dios. Porque al ser todo un invento humano y ser intercambiables todas las religiones, el capitulo de lo samanas puede ser el primer paso de búsqueda en la religión institucionalizada. Y la primer decepción.  Pero la solución es incompleta: falta esa relación individual, personal de uno a uno con Dios, como el máximo nivel de sentido de vida y de realización. Una relación que vemos en Abraham, en Moisés, en Pablo de Tarso y desde luego en el mismo Jesús de Nazareth. Y es a través de este último, de creer en El, de arrepentirse de sus pecados y entregar la vida a Él, que se puede generar esta relación personal.

Siddartha esta incompleto, porque Hesse confundió la religión organizada con el cristianismo vivo y real, desechándolo como si desechara la primera. No estoy en contra de la Iglesia y su organización, esta es también invento de Dios no del hombre. Pero la vida cristiana ocurre en el contexto de la Iglesia pero no es la Iglesia.

 

Fotografía de Herman Hesse :  By Unknown author - [1] [2] Dutch National Archives, The Hague, Fotocollectie Algemeen Nederlands Persbureau (ANEFO), 1945-1989, CC BY-SA 3.0 nl, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=20450793 ( CC BY-SA 3.0 nl ) 


 

 

 

 

 

 

 

 

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